El cristiano puede caer fácilmente en el señalamiento hecho por el Señor Jesús a Marta: “ꟷMarta, Marta ꟷcontestó el Señorꟷ, estás inquieta y preocupada por muchas cosas” (Lucas 10:41). Cosas que pueden ser legítimas y de las cuales está bien ocuparse en desarrollo de nuestras responsabilidades en este mundo, pero no en perjuicio de otras más importantes, como lo es darle a Dios el lugar y el tiempo de calidad y de exclusiva dedicación que debemos darle en nuestras actividades devocionales en la iglesia y fuera de ella, que colorean y marcan el derrotero o la dirección de todo lo demás que hacemos. Esta inquietud y preocupación con muchas cosas, atareados en numerosas actividades que nos impiden sacar el tiempo y concentrarnos en Dios como es debido en la lectura diaria de la Biblia y en la oración, es una estrategia detrás de la cual puede encontrarse sutilmente Satanás, el adversario de nuestras almas, quien busca así desviarnos de nuestra meta y desenfocarnos haciéndonos perder de vista a Cristo en nuestro andar diario, como lo dejó ver el faraón en la forma en que trató a Israel en la época del éxodo: “Ese mismo día el faraón les ordenó a los capataces y a los jefes de cuadrilla: «Ya no le den paja a la gente para hacer ladrillos. ¡Que vayan ellos mismos a recogerla! Pero sigan exigiéndoles la misma cantidad de ladrillos que han estado haciendo. ¡No les reduzcan la cuota! Son unos holgazanes, y por eso me ruegan: ‘Déjanos ir a ofrecerle sacrificios a nuestro Dios’. Impónganles tareas más pesadas. Manténganlos ocupados. Así no harán caso de mentiras»” (Éxodo 5:6-9)
Deja tu comentario