Roboán, hijo y sucesor del rey Salomón en el trono de Israel fue un joven sin la necesaria experiencia para gobernar a la nación, en especial en relación con problemáticas concretas heredadas de su padre, denunciadas y capitalizadas a su favor por Jeroboán, anterior rival político del rey Salomón. Roboán trató en principio de suplir sabiamente su inexperiencia pidiendo consejo al respecto por partida doble: por una parte a los ancianos que habían estado al servicio del sabio rey Salomón durante su gobierno, y por otra a los jóvenes cortesanos de su edad que se habían criado con él, tan inexpertos e impulsivos como él. Pero su sabia decisión de pedir consejo se vio malograda por su necia decisión de prestar más atención al consejo de sus contemporáneos, jóvenes e inexpertos, que al de los sabios ancianos que sirvieron a su padre, ocasionando la lamentable división de la nación en dos reinos diferentes que a partir de entonces estuvieron enfrentados muchas veces el uno al otro:“… en la fecha que el rey Roboán había indicado, Jeroboán regresó con todo el pueblo para presentarse ante él. Pero el rey les respondió con brusquedad: rechazó el consejo que le habían dado los ancianos, y siguió más bien el de los jóvenes… Cuando se dieron cuenta de que el rey no iba a hacerles caso, todos los israelitas exclamaron a una: «¡Pueblo de Israel, todos a sus casas! ¡Y tú, David, ocúpate de los tuyos! ¿Qué parte tenemos con David? ¿Qué herencia tenemos con el hijo de Isaí?»…” (1 Reyes 12:1-16), recordándonos que al pedir consejo, debemos pedirlo de gente reconocida como sabia.
El consejo de la edad
8 febrero, 2021
2 Lectura mínima
“Hay que pedir consejo, pero hay que saber a quién, pues si es para equivocarnos, eso ya lo sabemos bien por nosotros mismos”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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