Tenemos aquí la primera “victoria pírrica” de la humanidad, nombre que reciben aquellas victorias cuyas ganancias no compensan nunca las pérdidas sufridas para poder obtenerlas. Fue en verdad una victoria pírrica alcanzar un conocimiento directo del bien y el mal al margen de Dios y al costo de cometer el mal, quedando así manchados y señalados como culpables, adquiriendo de paso una inveterada inclinación hacia la desobediencia y el mal consecuente que nos ha generado todo tipo de dolores y sufrimiento desde entonces y a lo largo de la historia. La pérdida de la inocencia y el alejamiento creciente de Dios son costos demasiado altos para obtener el conocimiento del bien y del mal por nuestros propios medios. La serpiente antigua no mintió en cuanto a la posibilidad de alcanzar el conocimiento del bien y del mal, pero sí lo hizo de manera malintencionada y perversa en cuanto al elevado costo y las nefastas consecuencias que tendríamos que pagar por ello, consumando el engaño al que terminamos cediendo como corderos que van dócilmente al degolladero: “Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal. La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió” (Génesis 3:5-6). He aquí la tragedia suprema de la humanidad
El conocimiento del bien y el mal
20 octubre, 2020
2 Lectura mínima
“Al desobedecer el hombre obtuvo conciencia directa del bien y el mal, pero al costo de cometer e introducir el mal en el mundo”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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