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Dioses seculares

“Hay quienes despotrican de la religión pero en su lugar levantan nuevos altares para adorar la moralidad, la ciencia o la cultura”

La modernidad, con su confianza desbordada en la razón y su menosprecio hacia la religión, a la que consideró y sentenció como un fenómeno en vías de extinción que debería ser dejado atrás como la fuente de todas las presuntamente arbitrarias e irracionales supersticiones de la Edad Media y de las guerras europeas a las que la Reforma dio lugar; terminó sustituyendo a los dioses propios de las religiones paganas a los que denunció y condenó, con dioses más sofisticados e imperceptibles sin relación directa con la religión y sus lugares o espacios de culto en lo que muy bien podríamos llamar “dioses seculares”. Así, la modernidad renegó de la religión, pero terminó sustituyendo a los dioses propios de la religión por estos “dioses seculares”, entre los que sobresalen la moralidad de quienes piensan que ésta sería el único aspecto rescatable de la religión, una vez depurada de su obsoleta vinculación con Dios o con los dioses, para conservar y promover así una moralidad apoyada tan sólo en el ejercicio de la razón. La cultura en general y la ciencia en particular también son sustitutos modernos de Dios, que cautivan a sus cultivadores y seguidores al punto de llevarlos a erigir con ellos nuevos altares ante los cuales se terminan postrando de nuevo, haciendo que hoy mantengan plena vigencia las palabras pronunciadas por Moisés como autorizado e inspirado vocero de Dios: “… »Si llegas a olvidar al Señor tu Dios, y sigues a otros dioses para adorarlos e inclinarte ante ellos, testifico hoy en contra tuya que ciertamente serás destruido” (Deuteronomio 8:19)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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