Stuart Hackett modificaba la célebre frase de Descartes “Pienso, luego existo” diciendo más bien: “Pienso, luego, Dios existe”. Y es que el pensamiento humano es una realidad que apunta a la existencia de Dios, puesto que gracias al estudio científico cada vez más avanzado del funcionamiento del cerebro humano y las actividades asociadas a él, tales como el pensamiento y la razón, así como la imposibilidad de reducir estas actividades al funcionamiento biológico del cerebro; la ciencia está teniendo que reconocer que el pensamiento y la razón humana trascienden toda explicación natural y apuntan a una realidad superior que no sería otra que la realidad divina. Pero la superioridad de los pensamientos divinos en relación con los nuestros es cuantitativa y no cualitativa. Es decir que la diferencia entre el ser humano y Dios en cuanto a la mente, el pensamiento y la racionalidad es de cantidad y no de calidad. La mente de Dios lo abarca todo, mientras que la del hombre, sólo abarca una parte pequeña. Reconocida esta salvedad, hay que decir que la mente humana y la divina son plenamente compatibles. Nuestras razones pueden ser diferentes e inferiores a las de Dios por causa de nuestra condición finita y nuestra naturaleza caída; pero la racionalidad de nuestro pensamiento es de la misma clase que la racionalidad divina. Y esto hace posible, no sólo que podamos conocer y comprender los pensamientos de Dios tal como se nos revelan en la Biblia, sino también deleitarnos en ellos: “¡Cuán preciosos, oh Dios, me son tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos!” (Salmo 139:17)
Deleitándonos en el pensamiento de Dios
8 junio, 2021
2 Lectura mínima
“Al ser nuestra habilidad pensante como la de Dios podemos, no sólo comprenderlo, sino también deleitarnos en sus pensamientos”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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