La ya señalada fórmula utilizada de manera reiterada por el Señor Jesucristo en el sermón del monte mediante la expresión: “»Ustedes han oído que se dijo a sus antepasados…Pero yo les digo…” muestra tal autoridad de su parte que, a diferencia de muchos pensadores humanos a lo largo de la historia que citan a otros eruditos y especialistas anteriores en el tiempo para darle más peso a sus argumentos, Cristo no tiene necesidad de hacerlo. De hecho, muchos consideran que poder remitir el origen de un sistema de pensamiento actual a la antigüedad remota, le brinda una mayor validez sobre otros que no pueden exhibir a su favor la misma antigüedad, como en el caso de quienes pretenden establecer la superioridad de las religiones del Lejano Oriente sobre el cristianismo señalando la mayor antigüedad histórica de sus correspondientes fundadores sobre la persona de Cristo. Pero este argumento no tiene en cuenta, primero, que la tradición bíblica representada por Cristo no se inició con Él al encarnarse como hombre. Segundo, que el punto de referencia que se ha impuesto en todo el mundo para la ubicación cronológica de cualquier hecho es el “anno domini” o el año del Señor que divide la historia entre antes de Cristo y después de Cristo y no antes de Buda y después de Buda. Tercero, que Cristo fue totalmente consecuente entre lo que decía y lo que hacía. Y por último, que cuando Cristo habla no habla la antigüedad, sino la eternidad, razones que explican la observación del evangelista en el sentido que Cristo: “… les enseñaba como quien tenía autoridad, y no como los maestros de la ley” (Mateo 7:29)
Cristo: la autoridad final
31 enero, 2022
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“Cristo tiene toda la autoridad: la moral, pues no cometió pecado; como la final, puesto que cuando Él habla es Dios quien lo hace”
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Sobre el autor
Arturo Rojas
Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.
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