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Segmentos

Centinelas en los muros de la ciudad

“Aunque el cristiano ya no pertenezca al mundo debe permanecer en él como atento e incansable centinela en beneficio del mundo”

El teólogo Karl Barth decía que: “El prisionero se convierte en el centinela que… aguarda con ansia el día que amanece… El justo es el prisionero convertido en guardián,… apostado en el umbral de la realidad divina”. Así, pues, el creyente es, como lo señalábamos semanas atrás, un prisionero convertido en guardián y centinela, cuya actitud debe ser la de mantenerse vigilante y velando, permaneciendo despierto y alerta, ejerciendo sus cinco sentidos físicos y el sentido espiritual que conocemos como “discernimiento” de manera sobria y con la mente despejada, en ejercicio de su cabal juicio, esperando con alegre y anhelante expectativa el amanecer del regreso de Cristo y sus múltiples y esperanzadoras manifestaciones previas y actuales en el mundo, por sutiles e inadvertidas que puedan parecer a muchos, en medio de la ceguera del escepticismo, el pesimismo y el cinismo generalizados. La disposición regular, diaria y continua a la oración es una de las más concretas manifestaciones de esta actitud. En especial y sin perjuicio de las demás formas de oración, la oración intercesora. Es decir aquella que clama a Dios no tan sólo a favor nuestro, sino a favor de la comunidad de la que formamos parte y de las necesidades específicas de nuestros hermanos y conocidos con nombre propio, puesto que: “Jerusalén, sobre tus muros he puesto centinelas que nunca callarán, ni de día ni de noche. Ustedes, los que invocan al Señor, no se den descanso; ni tampoco lo dejen descansar, hasta que establezca a Jerusalén y la convierta en la alabanza de la tierra” (Isaías 62:6-7)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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