Los espíritus conjurados cuando se consulta a los muertos no son los de las personas fallecidas, sino los espíritus malignos conocidos como demonios, que acuden a estas invocaciones, plagiando de manera muy convincente a las personas invocadas para enredar así a los vivos en sus redes destructivas. De hecho, la Biblia dice enfáticamente que: “… los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada ni esperan nada, pues su memoria cae en el olvido. Sus amores, odios y pasiones llegan a su fin, y nunca más vuelven a tomar parte en nada de lo que se hace en esta vida” (Eclesiastés 9:5-6). Así, la invocación a los muertos es abrir peligrosas ventanas espirituales para terminar recibiendo gato por liebre. Por lo anterior, la “sesión de Endor” narrada en el primer libro de Samuel: “Por eso Saúl ordenó a sus oficiales: ꟷBúsquenme a una médium, para que yo vaya a consultarla. ꟷPues hay una en Endor ꟷrespondieron. Saúl se disfrazó con otra ropa y, acompañado de dos hombres, se fue de noche a ver a la médium. ꟷQuiero que evoques a un espíritu ꟷpidió Saúlꟷ. Haz que se me aparezca el que yo te diga” (1 Samuel 28:7-8), no avala estas prácticas, pues es un episodio histórico sin el carácter normativo de las prohibiciones explícitas y claras al respecto. Por lo demás, las razones de la muerte de Saúl son sin duda alguna concluyentes: “Saúl murió por haberse rebelado contra el Señor, pues en vez de consultarlo, desobedeció su palabra y buscó el consejo de una adivina. Por eso el Señor le quitó la vida y entregó el reino a David hijo de Isaí” (1 Crónicas 10:13-14)
Búsquenme a una medium
"La ‘sesión de Endor’ no justifica consultar a los muertos, al margen de sus resultados o de que haya funcionado o no, bajo ninguna circunstancia”.
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