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Segmentos

Adora sólo a Dios

“La señal de que un ángel viene realmente de Dios es que ni por error acepta la adoración de los hombres que sólo se debe a Dios”

Partiendo del hecho ya establecido de que pretender relacionarse con los ángeles al margen de Dios y de manera directa es una práctica vana, peligrosa y por lo mismo, prohibida en la Biblia, hay que decir ahora que cuando eventualmente debemos relacionarnos con un ángel de manera directa por soberana determinación de Dios, podemos confirmar su procedencia divina por el simple y contundente hecho de que un ángel de Dios, por hermoso, glorioso o imponente que pueda parecernos y por más exaltado que pueda presentarse ante nuestros ojos, no recibe de ningún modo nuestra adoración y no admite, entonces, que nos postremos delante de él, impresionados por su esplendor. El inspirado libro visionario del profeta Daniel en el Antiguo Testamento y el igualmente inspirado apocalipsis del apóstol Juan en el Nuevo, fueron ambos entregados por Dios a cada uno de ellos en gran medida a través de revelaciones mediadas por la intermediación de ángeles. Ángeles que, en ambos casos, no dejaron de deslumbrar e impresionar fuertemente los sentidos, el ánimo y el espíritu de estos siervos de Dios al punto que el último de ellos, el apóstol, tuvo como reacción natural la intención de postrarse para adorar al ángel que le otorgaba la revelación, ante lo cual éste respondió de manera grave advirtiéndole: “… «¡No, cuidado! Soy un siervo como tú, como tus hermanos los profetas y como todos los que cumplen las palabras de este libro. ¡Adora sólo a Dios!»” (Apocalipsis 22:9), poniéndose de este modo en plano de igualdad con el apóstol y los discípulos obedientes

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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