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Acceso sin restricción

"El acceso a un Dios santo no es un asunto ligero, por lo que debemos agradecer el acceso permanente a Dios Padre que ahora disfrutamos en Cristo”

Las varias veces enumeradas restricciones combinadas que en el Antiguo Testamento existían para acceder a Dios, tales como la sucesiva y cada vez más estrecha elección de Israel, de la tribu de Leví, de la familia de Aarón y del único sumo sacerdote en funciones habilitado en ella para oficiar en el también restrictivo santuario, con sus espacios cada vez más excluyentes, a saber: los atrios, el lugar santo y el lugar santísimo en el que se encontraba el arca del pacto, separado por una cortina o velo pesado de la vista y del acceso exterior y al cual el propio sumo sacerdote no tenía acceso sino una vez al año en el día de la expiación, como se lo advirtió Dios a Moisés: “El Señor le habló a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, quienes murieron al acercarse imprudentemente al Señor. Le dijo el Señor a Moisés: «Dile a tu hermano Aarón que no entre a cualquier hora en la parte del santuario que está detrás de la cortina, es decir, delante del propiciatorio que está sobre el arca, no sea que muera cuando yo aparezca en la nube por encima del propiciatorio” (Levítico 16:1-2), sin mencionar la distinción también estrechamente excluyente entre animales impuros y puros y, dentro de estos últimos, entre animales defectuosos y sin defecto; todo ello nos sirve de medio de contraste para valorar y agradecer el cambio de condiciones logrado por Cristo para nosotros, pues: “… por medio de él, y mediante la fe, tenemos acceso a esta gracia en la cual nos mantenemos firmes…Pues por medio de él tenemos acceso al Padre por un mismo Espíritu” (Romanos 5:2; Efesios 2:18)

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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